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TDAH en la adolescencia

Como bien dijimos en el post anterior, el TDAH es comúnmente diagnosticado en la niñez. Pero ¿qué pasa cuando esos niños llegan a la adolescencia?


Fuente: Ilustración diseñada por Freepik


La pubertad es la etapa del ciclo vital que implica numerosos y grandes cambios a nivel físico (crecimiento del vello corporal, desarrollo genital, la menstruación, etc.), social (lucha por la independencia, mayor interés hacia las relaciones románticas y sexuales, etc.) y emocional (incertidumbre, ansiedad, inseguridad, etc.). Además, podemos observar cambios a nivel cerebral, destacando la maduración del lóbulo frontal, y cambios en el pensamiento, siendo este extremista (“o es blanco o es negro”, no hay matices) y egocéntrico. Todos estos cambios no difieren en personas neurotípicas y personas neurodivergentes.


En cuanto al TDAH, podemos observar un patrón de conducta caracterizado principalmente por la falta de atención y, especialmente, por la impulsividad [1]. Los síntomas más comunes en el adolescente con TDAH son los siguientes [2]

  • Inatención

  • Consumo de sustancias

  • Trastorno del ánimo y de ansiedad

  • Conducta agresiva e intimidante, también conocido como matonaje.

  • Trastorno del sueño


Uno de los factores actuales que influye en la inatención es la tecnología. La gran variedad de recursos electrónicos que tenemos a nuestro alcance con un simple click generan en los adolescentes neurodivergentes complacencia y, en contraposición, grandes dificultades en la focalización de la atención [3].


En cuanto a la impulsividad, y no muy lejos de los síntomas que encontramos en la niñez, observamos una mala organización, dejar tareas sin acabar, inhibir conductas inadecuadas, problemas para seguir las clases, dificultad en la regulación emocional, dificultades para generar y mantener relaciones de amistad, solucionar conflictos y la flexibilidad cognitiva disminuye en esta etapa. Todo esto tiene una gran repercusión en el ámbito social, emocional y académico de estos adolescentes. Además, tienden a valorar las cosas de manera impulsiva y extremista según la situación. Esto conduce a que fácilmente se frustren y reaccionen, en ocasiones, de forma agresiva y/o emocional [4].


En cuanto al sueño, se estima que entre el 25% y el 50% de las personas con TDAH padecen de trastornos del sueño [5]. Ambos trastornos tienen en común la alteración de las vías dopaminérgicas y noradrenérgicas [6]. La falta de sueño genera entonces somnolencia, alteraciones en el estado anímico y en la conducta, irritabilidad y afecta a las funciones cognitivas [5].


Por todo esto, resulta de gran importancia que las personas con TDAH lleven una rutina y sean muy disciplinados en su día a día para poder mantenerse regulados.


 

Referencias bibliográficas


[1] M. Sibley, W. Pelham, B. Molina, et al (2012). Diagnosing ADHD in Adolescence. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 80, pp. 139-150

[2] American Psychiatric Association (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), 5ª Ed. Madrid: Editoral Médica Panamericana.

[3] O. Obioha, A. Adesman (2014). Pearls, perils and pitfalls in the assessment and treatment of attention-deficit/hyperactivity disorder in adolescents. Curr Opin Pediatr, 26, pp. 119-129. doi: 10.1097/MOP.0000000000000053

[4] M. Wolraich, C. Wibbelsman, T. Brown, et al (2005). Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder Among Adolescents: A review of the Diagnosis. Treatment, and Clinical Implications Pediatrics, 115, pp. 1734-1746

[5] Mindell J.A., Meltzer L.J. (2008). Behavioral sleep disorders in children and adolescents. Ann Acad Med Singapore, 37, pp. 722-728. PMID: 18797569

[6] Konofal E., Lecendreux M., Cortese S. (2010). Sleep and ADHD. Sleep Medicine, 11, pp. 652-658. http://dx.doi.org/10.1016/j.sleep.2010.02.012

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